viernes, 25 de abril de 2008

DESNUDOS



Me voy reconciliando con mis viejas cosas:
el opaco reloj,
el pantalón vencido,
los dóciles zapatos que se ensanchan.
No amaba hasta hace poco las cosas desgastadas.
Buscaba en el cambio el resplandor de lo que nace.
Ya no es así.
Amo ahora, sobre todo,
lo que incansablemente me acompaña,
lo que perdura sin brillo,
lo que a fuerza de mirar casi no veo,
lo que ya casi no miro,
lo que no guarda más secreto
que el de su persistencia.

de Santiago Kovadlof, Buenos Aires, Argentina

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