miércoles, 24 de noviembre de 2010

ME QUEDO


Gracias Pequeño Príncipe. Gracias por recordarme el enorme abismo entre existir y vivir. Dijiste " “conozco un planeta en el que vive un señor muy colorado. Nunca ha olido una flor. Nunca ha contemplado una estrella. Nunca ha amado a nadie. Nunca ha hecho otra cosa que sumas. Se pasa el día diciendo, como tú: “¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio!”, lo que le hace hincharse de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!.”
Y si la seriedad en todas sus acepciones implica ser un hongo, en mi caso suelo llamarlos " amebas" , me quedo con la risa del loco, con el esbozo del irreverente, con el cachondeo del caido, con el sarcasmo del dolido y la ironía del acorazado. Me quedo con la botella en la mano, con la embriaguez del ausente y con la herida del mutilado. Me quedo con el grito, con el puño, con la zancadilla y el dolor del consciente. Me quedo conmigo, contigo y con quien siente. Me quedo viviendo, que no existiendo, viendo serpientes o elefantes. Me quedo al debate, al " miramé a los ojos" y al riesgo de caer el en el agujero. Me quedo porque asi sé que el Pequeño Príncipe que hay en mi sale a flote en contadas ocasiones, pero las suficientes para comprarles estrellas a los que como yo, se quedan consigo mismos, a los que, lejos de ser un hongo, nunca dejan de ser niños.

2 comentarios:

Belén dijo...

Tenemos que conseguir el equilibrio entre ser niños y algo adultos... pero se consigue, créeme...

Besicos

Anónimo dijo...

gracias a Dios por intiresny