"Sobre una torre había una mujer, de túnica blanca, peinándose la cabellera, que le llegaba a los pies. El peine desprendía sueños, con todos sus personajes: los sueños salían del pelo y se iban al aire." Eduardo Galeano
martes, 21 de septiembre de 2010
LA EXPEDICIÓN MÁS DIFICIL
Siempre he creido en las palabras bien utilizadas a fin de no hacer más daño de lo necesario. Partiendo del principio de que dañar no es justo, hay veces en que la verdad, depende de cómo y para quién, duele. Una vez lei una frase certera a la par que complicada de llevar a cabo, y es que el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. Ni podemos ni debemos esquivar el dolor, no somo esculturas hechas de arcilla, si, en cambio, nos esculpen mediante circunstancias y situaciones adquiriendo la forma que las condiciones nos permiten. Tendemos a amasar el dolor con la decadencia estándar, porque toca hacerlo así ,dirigiendoló a la búsqueda de repuestas, y ahi es cuando, al final de esa búsqueda, encontramos la verdad, o parte de ella. Mantener una conversación consigo mismo no es un ejercicio a veces agradable, pues en muchas de nuestras preguntas se encuentran esas cotizadas claves que decepcionan al darnos cuenta de que no son la panacea de nada, quizás porque no nos gusta lo que hemos hallado. Pero, eso si, cuesta, y mucho, ponerse el gorro y las botas de expedición para subir montaña arriba, porque por mucha llanura que haya, habrán situaciones en las que todas nuestras percepciones serán subjetivas y distorsionadas. Una expedición hacia la felicidad suena a pelicula de Indiana Jones, no hay un santo grial esperando, pero depende de cómo se intreprete este concepto tan reflexionado y analizado, la aristotélica " eudaimonía" o el bien supremo del hombre. Justo por eso, porque es supremo ,deja de ser accesible y pasa al plano de lo divino. No creo en las supremacias, cualquier extremo entre lo más alto y lo más terrenal son recursos fáciles que tratan de ahuyentar lo " más dificil todavia" y esto, no es más que el término medio de todo lo que sentimos y conocemos. Porque no hay nada que se acerque más a la felicidad que la serenidad y el equilibrio. A simple vista puede parecer más complicado que el hallazgo de la sangre de Cristo, pero hay momentos en los que más que nunca, debemos ir de expedición, sabiendo por anticipado que siempre habrán baches que superar pero que merecerá la pena. Seamos pues serenos, seamos felices.
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