lunes, 10 de enero de 2011

GINTANIC VERSUS TITANIC


Ese sería el nombre de mi barco. Más que por lo parecido a la copa combinada, que también, por la poca vena romántica que a una se le asoma en cuanto se imagina a bordo. Recuerdo una de las imágenes de la pelicula, Leo Di Caprio y Kate Winslet en la proa haciendo homenaje a la libertad y al amor, enfrentándose al infinito mar que más tarde les sorprendería de forma desgraciada. Y me vi. Me vi en la proa, sin que nadie me agarrara para compartir tan digno momento de novela de Daniel Steel. Y si, me vi, sonriendo y gritando " hijooooooo putaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa" a la par que me quedaba la mar de relajada, nunca mejor dicho. Y es que sólo pensarlo se me libera la adrenalina, que ya casi tiene patas y que a estas alturas estoy ya por ir a registrarla al juzgado como sangre de mi sangre. No es que me refiera a nadie en especial, cabe destacar este punto para evitar confusión, sería como un pequeño homenaje a la desgracia de muchos en general y de nadie en particular. Faltaría más rendir pleitesía a uno a una sólo. Dejar que el horizonte se reduzca a una sola cara sería como limitarlo y no estamos para pequeñeces.
Y ahora, es cuando parece que tras las aparentes aguas calmadas, los iceberges que no se avistan y que ni siquiera el capitán más experimentado es capaz de esquivar, entran en juego. Y me vuelvo a ver. Eso si, al lado de los músicos cuya función era no parar de tocar como orden y banda sonora del pánico que acechaba a los tripulantes. Y quien quiera saber el final que elija, eso si, para quienes opten por mi muerte, por favor, con los tacones puestos. Ya se sabe, antes muerta que sencilla. Para los que prefieran mi supervivencia, se agradece, a las princesas destronadas nos gustan los cuentos con final feliz.

3 comentarios:

Nath dijo...

Muy grande Arrufat, hasta los grandes capitanes son victimas de los cantos de sirenas, incoherentes y engañosos, aun así bienvenida a este naufragio que te lleva a la felicidad real, que deja al mar en su sitio, a la reina en su trono y a los cobardes revolcandose en sus miedos y sus pobres vidas

diariodeunamujersola dijo...

a veces la coherencia se vuelva loca y la locura coherente... tener voz para gritar, poder expresar el dolor con la inteligente ironia de quien sabe que queriendo morir debe continuar viviendo... es tarea de gigantes... pero no del mar, ni de metal si no del alma... y tu no eres un titanic... ya que aunque te rompas te vuelves a rehacer... no te permites ahogarte.... eso te hace grade, gigante... y valiosa...
no eres un princesa destronada sin un final feliz.... creo mas bien que eres una princesa feliz que puede decidir su final!
tqmmmmmmmmm

Anónimo dijo...

Gran Marta!!!